LA SANTA MISA DIARIA.


1ro DE NOVIEMBRE 2024. FIESTA DE TODOS LOS SANTOS.

I clase, blanco
Gloria, Credo y prefacio común. 

La Iglesia, que en el transcurso del año va celebrando una por una las Fiestas de sus Santos, los reúne hoy a todos en una Fiesta común. Además de los que puede llamar con su nombre, evoca en una grandiosa visión a toda una muchedumbre incontable de Santos «de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, de pie ante el Trono y ante el Cordero, revestidos de blancas vestiduras y con palmas en la mano», que aclaman al que con su sangre los ha rescatado.
La Fiesta de Todos los Santos ha de colmarnos de una gran esperanza. Entre los Santos del ciyelo hay algunos a quienes hemos conocido. Todos han vivido en la tierra una vida semejante a la nuestra. 
Bautizados, marcados con el sello de la Fe, fieles a las enseñanzas de Cristo, nos han precedido en la Patria Celestial y nos invitan a reunirnos con ellos. 
El Evangelio de las Bienaventuranzas, al mismo tiempo que proclama su felicidad, nos muestra el camino que han seguido; no hay, ciertamente, ningún otro que nos lleve a donde ellos están.
La «conmemoración de todos los Santos» se comenzó a celebrar en Oriente. 
En el siglo VIII se la encuentra ya en Occidente en diferentes fechas. 
El Martirologio Romano elogia al Papa Gregorio IV (827 – 844) por haberla extendido a toda la cyristiandad; parece, sin embargo, que el Papa Gregorio III (731-744) le había precedido en esta decisión. 
Por otra parte, en Roma se celebraba ya el 13 de Mayo la dedicación de la Basílica de Santa María y de todos los Mártires; es decir, del Panteón, templo de Agripa, dedicado a todos los dioses del paganismo, al cual había hecho trasladar el Papa Bonifacio IV numerosas Reliquias de las Catacumbas. 
Esto explica por qué tantos textos de la Misa de hoy han sido tomados de la Liturgia de los Mártires 
El Papa Gregorio VII trasladó el aniversario de esta Dedicación al 1º de Noviembre.

TEXTOS DE LA SANTA MISA.

INTROITO:
Sedulius. Salmo 32,1.

Gocémonos todos en el Señor, celebrando esta fiesta en honor de todos los santos, de cuya solemnidad se alegran los ángeles y aclaman al Hijo de Dios. 
V/. Regocijaos, justos, en el Señor; a los rectos compete la alabanza. 
V/.Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

GLORIA:

COLECTA:

Oremos.
Omnipotente y Sempiterno Dios, que nos has dado celebrar en una misma solemnidad los méritos de todos sus Santos; te rogamos, por la intercesión multiplicada de los mismos, nos concedas la anhelada abundancia de tu perdón. Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la Unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

EPÍSTOLA:
Apocalipsis 7, 2-12.
La cifra de ciento cuarenta y cuatro mil (el cuadrado de doce multiplicado por mil) simboliza la multitud de los fieles de Cristo; la muchedumbre de la que se trata después, con vestiduras blancas y la palma en sus manos.

Lectura del libro del Apocalipsis del Apóstol San Juan.

"En aquellos días, yo, Juan, vi subir del oriente a un ángel que llevaba el sello de Dios vivo, el cual púsose a gritar con voz poderosa a los cuatro ángeles a quienes se les ha dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, y les dijo: no hagáis mal a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos puesto la señal en la frente a los siervos de nuestro Dios. Y oí la enumeración de los que estaban señalados: ciento cuarenta y cuatro mil, de todas las tribus de los hijos de Israel. De la tribu de Judá estaban señalados doce mil; de la tribu de Rubén, doce mil; de la tribu de Gad, doce mil; de la tribu de Aser, doce mil; de la tribu de Neftalí, doce mil; de la tribu de Manasés, doce mil; de la tribu de Simeón, doce mil; de la tribu de Leví, doce mil; de la tribu de Isacar, doce mil; de la tribu de Zabulón, doce mil; de la tribu de José, doce mil; de la tribu de Benajamín, doce mil estaban señalados. Después de esto, vi aparecer una muchedumbre innumerable, que nadie podía enumerar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, que permanecían ante el trono y ante el Cordero, revestidos de blancas vestiduras y con palmas en las manos. Y exclamaban con poderosa voz: Victoria a nuestro Dios, que está sentado en el trono, y al Cordero. Y todos los ángeles permanecían en círculo alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro animales y cayeron luego sobre sus rostros ante el trono y se postraron ante Dios, diciendo: Amén, bendición, gloria y sabiduría y acción de gracias; honor y poderío y fortaleza a nuestro Dios, por los siglos de los siglos. Amén".
(Deo Gratias).

GRADUAL:
Salmo 33, 10.11.

Temed al Señor, todos vosotros sus santos; porque nada faltará a los que le temen. 
V/.Los que buscan al Señor no carecerán de bien alguno.

ALELUYA:
Mateo 11, 28.

Aleluya, aleluya. 
V/.Venid a mí todos los que os encontráis fatigados y agobiados; y yo os aliviaré. Aleluya.

EVANGELIO:
Mateo 5, 1-12.
He aquí delineado por el mismo Cristo el ideal de la perfección cristiana. Dejándose conducir por la gracia de Dios según este ideal es como se camina hacia el cielo.

Lectura del Santo + Evangelio según San Mateo.

Gloria Tibi Domine 
 
"En aquel tiempo: 
Viendo Jesús a las turbas, se subió a un monte y como se hubo sentado, se le acercaron sus discípulos. Abriendo entonces su boca, les enseñaba diciendo: Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los manos, porque ellos poseerán la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que hacen obra de paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados seréis cuando os ultrajen y os persigan y digan todo mal contra vosotros por mi causa. Gozaos entonces y alborozaos, porque es grande vuestra recompensa en los cielos".
(Laus Tibi Christe).

CREDO:

OFERTORIO:
Sabiduría 3, 1-3.

Las almas de los justos están en las manos de Dios y nos les tocará el tormento alguno; a los ojos de los insensatos pareció que morían, mas ellos descansen en paz, aleluya.

SECRETA:

Oremos.
Te ofrecemos, Señor, los Dones de nuestra devoción: que ellos te sean gratos por el honor que rinden a todos los Santos y para nosotros se conviertan, por tu misericordia, en fuente de salvación. 
Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la Unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

PREFACIO DE TODOS LOS SANTOS.

V/. El Señor sea con vosotros.
R/. Y con tu espíritu.
V/. Levantemos el corazón.
R/. Lo tenemos levantado hacía el Señor.
V/. Demos gracias al Señor Nuestro Dios.
R/. Es justo y necesario.

En verdad es justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor Padre Santo Todopoderoso, Dios Eterno, porque tú eres glorificado en la asamblea de los Santos, y, al coronar sus méritos, coronas tus dones; en ellos, tus nos concedes el ejemplo de su vida, la compañía en su Comunión y la ayuda de su intercesión; para que, contando con tan imponente multitud de Testigos, luchemos con paciencia en la carrera que se nos presenta y alcancemos, con ellos, la Corona de Gloria Inmarcesible, por Jesucristo, Señor Nuestro, por cuya Sangre se nos confiere acceso al Reino Eterno. Por quien los Ángeles alaban tu tremenda Majestad y todos los Coros de los Espíritus Celestiales la celebran con recíproca alegría. 
Te rogamos que, con sus alabanzas, recibas también las nuestras, cuando te decimos con humilde confesión:.

Santo, Santo, Santo (etc).

COMUNIÓN:
Mateo 5, 8-10.

Bienaventurados los limpios de corazón porque ellos verán a Dios; bienaventurados los q hacen obra de paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios; bienaventurados los que padecen persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.

POSCOMUNIÓN:

Oremos.
Te rogamos, Señor, concedas a los pueblos que en ti creen la gracia de celebrar con alegría la fiesta de todos los Santos y contar con la perpetua protección de sus plegarias. 
Por Nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la Unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

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