DEVOCION: MES DEL SAGRADO CORAZON DE JESUS. Día XXIX.


MEDITACIONES PARA EL MES DEL SAGRADO CORAZON DE JESUS, SEGUN LAS LETANIAS.

 DIA VIGESIMO NOVENO:

"Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra".
Ten piedad de nosotros.

«Cor Iesu, pax et reconciliatio nostra».
«Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra, ten piedad de nosotros».

1. Queridos hermanos y hermanas:

Rezando con Fe esta hermosa invocación de las Letanías del Sagrado Corazón, un sentimiento de confianza y de seguridad se difunde en nuestro espíritu: 
Jesús es de verdad nuestra paz, nuestra suprema reconciliación.
Jesús es nuestra paz. 
Es bien conocido el significado bíblico del término "paz": 
indica, en síntesis, la suma de los bienes que Jesús, el Mesías, ha traído a los hombres. 
Por esto, el don de la paz marca el inicio de su misión sobre la tierra, acompaña su desarrollo y constituye su coronamiento. 
"Paz" cantan los Ángeles junto al pesebre del recién nacido "Príncipe de la Paz" (cf. Lc 2, 14; Is 9, 5). 
" Paz" es el deseo que brota del Corazón de Cristo, conmovido ante la miseria del hombre enfermo en el cuerpo (cf. Lc 8, 48) o en el espíritu (cf. Lc 7, 50). 
"Paz" es el saludo luminoso del Resucitado a sus Discípulos (cf. Lc 24, 36; Jn 20, 19. 26), que Él, en el momento de dejar esta tierra, confía a la acción del Espíritu, manantial de "amor, alegría, paz" (Ga 5, 22).

2. Jesús es, al mismo tiempo, nuestra reconciliación. 
Como consecuencia del pecado se produjo una profunda y misteriosa fractura entre Dios, el Creador, y el hombre, su creatura. 
Toda la historia de la Salvación no es más que la narración admirable de las intervenciones de Dios en favor del hombre a fin de que éste, en la libertad y en el amor, vuelva a Él; a fin de que a la situación de fractura suceda una situación de reconciliación y de amistad, de comunión y de paz.
En el Corazón de Cristo, lleno de amor hacia el Padre y hacia los hombres, sus hermanos, tuvo lugar la perfecta reconciliación entre el cielo y la tierra: 
"Fuimos reconciliados con Dios ―dice el Apóstol― por la muerte de su Hijo" (Rm 5, 10).

Quien quiera hacer la experiencia de la reconciliación y de la paz, debe acoger la invitación del Señor y acudir a Él (cf. Mt 11, 28). 
En su Corazón encontrará paz y descanso; allí, su duda se transformará en certidumbre; el ansia, en quietud; la tristeza, en gozo; la turbación, en serenidad. 
Allí encontrará alivio al dolor, valor para superar el miedo, generosidad para no rendirse al envilecimiento y para volver a tomar el camino de la esperanza.

3. El Corazón de la Madre es en todo semejante al Corazón del Hijo. También la Bienaventurada Virgen es para la Iglesia una presencia de paz y de reconciliación: 
¿No es Ella quien, por medio del Ángel Gabriel, recibió el mayor mensaje de reconciliación y de paz que Dios haya jamás enviado al género humano? (cf. Lc 1, 26-38).
María dio a luz a Aquel que es nuestra reconciliación; Ella estaba al pie de la cruz cuando, en la sangre del Hijo Dios reconcilió "con Él todas las cosas" (Col 1, 20); ahora, glorificada en el Cielo tiene ―como recuerda una plegaria litúrgica― "un corazón lleno de Misericordia hacia los pecadores, que, volviendo la mirada a su Caridad materna, en Ella se refugian e imploran el perdón" de Dios (cf. Misal, Prefacio De Beata Maria Virgine).
Que María, Reina de la Paz, nos obtenga de Cristo el Don Mesiánico de la paz y la Gracia de la Reconciliación, plena y perenne, con Dios y con los hermanos. 
Por esto la imploramos".

LETANIAS DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS.

Señor, ten Misericordia de nosotros 
Cristo, ten Misericordia de nosotros 
Señor, ten Misericordia de nosotros 
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios Padre celestial,
R/. Ten Misericordia de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo,
R/. Ten Misericordia de nosotros.
Dios Espíritu Santo,
R/. Ten Misericordia de nosotros.
Santisima Trinidad, un solo Dios,
R/. Ten Misericordia de nosotros.
Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre,
R/. Ten Misericordia de nosotros.
Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en las entrañas de la Virgen María,
Corazón de Jesús, unido substancialmente al Verbo de Dios,
Corazón de Jesús, de Majestad Infinita,
Corazón de Jesús, Templo Santo de Dios,
Corazón de Jesús, Santuario del Altísimo,
Corazón de Jesús, Casa de Dios y Puerta del Cielo 
Corazón de Jesús, Horno ardiente de caridad,
Corazón de Jesús, Sagrario de la justicia y del amor,
Corazón de Jesús, lleno de amor y de bondad,
Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes,
Corazón de Jesús, Dignísimo de toda alabanza,
Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los corazones,
Corazón de Jesús, donde se encuentran todos los tesoros de la sabiduría y de la ciencia,
Corazón de Jesús, donde habita toda la Plenitud de la Divinidad,
Corazón de Jesús, en quien el Padre plenamente se ha complacido,
Corazón de Jesús, de cuya plenitud todos hemos recibido,
Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados,
Corazón de Jesús, paciente y lleno de Misericordia,
Corazón de Jesús, magnánimo con todos los que te invocan,
Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad,
Corazón de Jesús, propiciación por nuestros pecados, 
Corazón de Jesús, saturado de oprobios,
Corazón de Jesús, lacerado por nuestros crímenes,
Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la muerte,
Corazón de Jesús, atravesado por la lanza,
Corazón de Jesús, fuente de toda consolación,
Corazón de Jesús, nuestra vida y resurrección,
Corazón de Jesús, nuestra paz y reconciliación,
Corazón de Jesús, víctima de los pecadores,
Corazón de Jesús, Salvación de los que esperan en ti,
Corazón de Jesús, esperanza de los que mueren en ti,
Corazón de Jesús, delicia de todos los Santos,
V/. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
R/. Perdónanos, Señor.
V/. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
R/. Escúchanos, Señor.
V/. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo.
R/. Ten piedad de nosotros.

V/. Jesús, manso y humilde de corazón,
R/. Haz nuestro corazón semejante al tuyo.

Oremos.
Oh Dios, que en el Corazón de tu Hijo, herido por nuestros pecados, has depositado infinitos tesoros de caridad, te pedimos que, al rendirle el homenaje de nuestro amor, le ofrezcamos una cumplida reparación. 
Por el mismo Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.

LAUS DEO VIRGINIQUE MATRI.

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