DEVOCION A LA VIRGEN DEL CARMEN.


LA NUBECILLA DEL CARMELO: PROFECÍA DE ESPERANZA Y SU CUMPLIMIENTO EN LA VIRGEN DEL CARMEN.

“Súbete y mira hacia el mar”... 
El criado subió, miró y dijo: 
“No hay nada”. 
Elías le ordenó: 
“Vuelve siete veces”. 
A la séptima vez, el criado dijo: 
“He aquí una nubecilla, como la palma de una mano, que sube del mar”. 
Entonces Elías dijo: 
“Ve y di a Acab: 
Ata tu carro y baja, para que la lluvia no te lo impida”. 
1 Reyes 18,43-44.

1. El contexto de la Profecía 

Israel sufría una gran sequía como castigo por su idolatría. 
Elías, fiel Profeta del Señor, sube al Monte Carmelo a orar intensamente, esperando el retorno de la lluvia como signo de reconciliación entre Dios y su pueblo. 
Después de siete veces de enviar a su siervo a mirar al mar, finalmente aparece una pequeña nube que se levanta como la palma de una mano, preludio de una gran lluvia. 
Esta nubecilla es un símbolo profético: 
Pequeña, humilde, pero llena de bendiciones, anunciando el final de la sequía y el regreso de la vida.

2. La nubecilla como figura de María.

Los Santos Padres y la Tradición Carmelitana vieron en esa nubecilla una imagen Profética de la Virgen María, la humilde Sierva del Señor, de quien nacería el Salvador que regaría con su Gracia al mundo seco por el pecado.

San Buenaventura escribe:

«Como la nubecilla sobre el Carmelo, María se levanta del mar de la humanidad pecadora, pequeña y pura, para traer al mundo la lluvia del Redentor.»

María, como la nubecilla, surge del mar de la humanidad, inmaculada y bendita entre todas las mujeres, y con su “sí” al Ángel, se convierte en la Portadora de Cristo, el Agua Viva que sacia la sed del alma (Jn 4,14).

3. La Virgen del Carmen: Cumplimiento Mariano del símbolo.

La Orden del Carmelo, surgida en el Monte donde Elías vio la nube, adoptó a María como su Patrona y Reina. 
Con el tiempo, se manifestó como la Virgen del Carmen, figura Celestial que protege y guía a sus hijos en la vida espiritual.

Cuando María se aparece a San Simón Stock en 1251, le entrega el Santo Escapulario, diciendo:

«Quien muera con este Escapulario no padecerá el fuego eterno. 
Es signo de Salvación, amparo en los peligros y alianza de paz.»

Esto es una promesa de intercesión:
La Virgen viste con su Hábito a los que se consagran a Cristo bajo su amparo, y los conduce a la conversión, a la Gracia y finalmente al Cielo.

4. El Escapulario: signo visible de esa nube de Bendición.

El Escapulario del Carmen es como el rocío de esa lluvia prometida, derramado sobre quienes, como Elías, perseveran en la oración, en la humildad y en la confianza en Dios. Es un signo de Consagración Mariana, un compromiso de vivir en el Espíritu de María, es decir:
En Fe, pureza, oración, penitencia y Amor.

«La Virgen María cuida a sus hijos y no permitirá que se pierdan quienes visten su Hábito con Fe y viven según el Evangelio». Pío XII.

5. Lluvia de Bendición para tiempos de sequía.

Hoy también el mundo sufre sequías espirituales: 
Falta de Fe, Pureza, Esperanza. 
Pero María sigue siendo esa nubecilla que trae la lluvia de Cristo. 
El Escapulario es el signo de esa Alianza, que nos recuerda que Dios no olvida a su pueblo, y que la Madre del Cielo intercede por nosotros hasta que Cristo se forme en nuestros corazones.

«Como la nubecilla sobre el mar, así es María en medio del mundo: pequeña, pura, Portadora del Salvador». 
San Alfonso María de Ligorio

Conclusión: 
una llamada a vivir bajo el Manto de María.

Elías vio una nubecilla y anunció:

“¡Corre! ¡Viene la lluvia!”. 

Hoy, al ver a la Virgen del Carmen, también nosotros debemos correr a su encuentro, a refugiarnos bajo su Manto, y vivir con esperanza. 
María no es el fin, sino la Puerta que nos introduce en el Misterio de Cristo.

Vestir el escapulario con Fe, es recibir la lluvia del Espíritu, vivir como discípulos de Jesús en el Carmelo interior del alma, en oración, en pureza y caridad, esperando la lluvia abundante de la Gloria Eterna.

LAUS DEO VIRGINIQUE MATRI.

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